Las impactantes fotos de la DANA en Valencia, con cientos de vehículos apilados en algunas calles de las poblaciones afectadas, ha provocado muchos comentarios en redes sociales indicando que eran imágenes creadas por inteligencia artificial. De hecho, las fotos parecen tan surrealistas y caóticas que llegar a esta conclusión no es nada descabellado. Sin embargo, la triste realidad es que no son «fake news» (algo que he podido comprobar en primera persona). Todo ello me lleva a preguntarme ¿hasta qué punto la IA está empezando a generar desconfianza a la hora de distinguir entre realidad y ficción?
Que mucha gente dude de la veracidad de las fotos que se publican en redes sociales y medios digitales, muestra lo profundo que la IA ha penetrado en nuestra percepción. Esta desconfianza no surge por casualidad, el aumento de contenidos generados por IA nos lleva a preguntarnos si es real o es otro montaje bien hecho.
La Proliferación de Contenido Generado por IA
Plataformas como Facebook y otras de Meta fomentan el uso de lo que algunos llaman «basura generada por IA», refiriéndose a contenidos de baja calidad creados únicamente para atraer clics y reacciones sin aportar verdadero valor.
Imágenes y textos creados para captar nuestra atención, para mantenernos “enganchados”. Como dice Zuckerberg: “El contenido generado por IA hará que la experiencia en el feed sea mejor”. Pero, ¿para quién? Sin duda para Meta, cuyos ingresos dependen de mantenernos el mayor tiempo posible en sus plataformas, aumentando la visibilidad de anuncios y generando más beneficios. Este enfoque está diseñado para maximizar el tiempo de permanencia de los usuarios, y no necesariamente para ofrecer contenido de calidad. Para ellos, nuestra atención es su moneda de cambio.
Generando desconfianza
Y aquí está el problema: si estamos rodeados de contenido de baja calidad creado únicamente para provocar reacciones, poco a poco dejamos de confiar en todo porque ya no sabemos distinguir entre realidad y «generado por IA».
La IA tiene el potencial de transformar nuestra forma de crear, pero también puede estar afectando nuestra capacidad de percibir la realidad. Cuando todo parece demasiado perfecto, demasiado nítido, demasiado viral, la desconfianza es inevitable.
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